“Por lo tanto, imiten a Dios en todo lo que hagan porque ustedes son sus hijos queridos.” Efesios 5: 1
En el mensaje pasado vimos cómo Pablo nos orientaba acerca de qué significa vivir de acuerdo a la nueva naturaleza que Dios nos ha dado a todos aquellos que estamos en Cristo.
Dios nos invita a vestirnos de esa nueva naturaleza diariamente, y ¡Lo mejor es que Dios ya nos dio esa nueva naturaleza!
No obstante, en este momento te preguntarás ¿Cómo es posible que pueda vivir una vida así? o dirás “Parece imposible vivir una vida conforme a esta nueva naturaleza”. Sin embargo, Pablo nos dice que esta nueva naturaleza ya nos ha sido entregada por Dios a todos aquellos que estamos en Cristo (2 Corintios 5: 17). Y no solo esto, sino que Dios nos ha dado un punto de referencia. Cuando nos preguntemos cómo deberíamos actuar en nuestro diario vivir, o cómo deberíamos responder ante las circunstancias de nuestra vida, o qué decisiones deberíamos tomar, Dios nos dice que lo miremos a Él. Imitar al Padre es el parámetro de conducta de todo aquel que está en Cristo. Jesús dijo en múltiples ocasiones que nuestra motivación para ser santos, justos, buenos, amables, honestos es que el Padre es todo esto.
¿Cómo es el Padre? Veremos en Efesios 5 las características que Pablo nos da del Padre:
- Es amor: Pablo nos invita a vivir una vida llena de amor (v. 2). ¿En qué consiste vivir una vida llena de amor? Pablo nos da una referencia: es la forma en que vivió Cristo. El amor de Cristo se refleja en entrega por los demás y en adoración a Dios. Vivir una vida llena de amor significa que todo lo que hagamos debe glorificar a Dios. Tu trabajo, tus relaciones, mira todo lo que tienes como una oportunidad para que Dios sea glorificado. Así mismo, nuestra vida debe girar en torno a entregarnos a los demás. Así como Cristo, mi invitación a ti es que seas desprendido con todo lo que tienes para la edificación de los demás. Tu tiempo, tus recursos, tus experiencias y conocimientos son regalos que te ha dado Dios para entregarlos desprendidamente a los demás. Como cristianos, ya no vivimos una vida enfocada en nosotros mismos, sino que pensamos en oportunidades para edificar a quienes están a nuestro alrededor.
- Es santo: En el Padre no hay pecado, por ende en el pueblo de Dios no puede existir inmoralidad sexual, impureza, el amor al dinero, las conductas obscenas o el hablar necedades (v.3 – 8). Estos pecados no solo ofenden al Padre, sino que hacen daño a la iglesia y a nosotros mismos. Es por esto que, como hermanos, debemos estar atentos para corregir en amor y cuidar a nuestros hermanos de estos pecados. Una característica de los hijos de Dios es que debemos ser santos, así como nuestro Padre es santo (Mateo 5: 48, 1 Pedro 1: 16). La Luz de Dios que habita en nosotros produce cosas buenas y agradables a Dios. Por esto Pablo nos da una indicación: Debemos tener una actitud constante de averiguar lo que le agrada a Dios (v. 9). Sólo podremos conocer lo que le agrada a Dios si estamos conociendo Su voluntad, y sólo podemos conocer Su voluntad a través de la Palabra de Dios. Nuestra luz nos debe llevar a desechar la oscuridad, la maldad. Cuando una luz es encendida en un lugar oscuro, la oscuridad muta. Nunca verás que la oscuridad venza a la luz, o que ésta se convierta en oscuridad. Una luz siempre seguirá siendo luz. Todo lo anterior para decirte que, cuando una persona que está en Cristo llega a un lugar, ilumina todo el lugar. Él no se mezcla en la oscuridad, no se convierte en oscuridad, sino que muestra la realidad de las cosas. Como cristianos muchas veces incomodaremos al mundo, o a aquellos que están en oscuridad, y es porque nuestra conducta y la luz que habita en nosotros mostrará al mundo la oscuridad que hay en ellos, y los llevará a darse cuenta que necesitan a Cristo (v. 11 – 14).
- Es sabio: La sabiduría se aplica en nuestro diario vivir. Es una actitud constante el buscar actuar de manera sabia, como nuestro Padre. Pablo nos da unas indicaciones de qué significa ser sabios:
- Aprovechar cada oportunidad. La expresión “hacer buen uso del tiempo” significa textualmente “sacar provecho de cada oportunidad”. Cada día y cada minuto que Dios te regala es una oportunidad, la cual Dios te está invitando a aprovecharla al máximo. Los días son malos y cada día las personas tienden a alejarse más de Dios. Entonces, ¿cómo debemos aprovechar cada oportunidad? En Colosenses 4: 5, Pablo nos dice que aprovechar cada oportunidad significa vivir sabiamente entre los que no creen en Cristo. Verás, en tu trabajo, en tu casa, en tu universidad, en tu vecindario, notarás un patrón común: no todos los que te rodean son creyentes. Es más, hay personas que no tienen personas creyentes en ningún lugar, salvo la iglesia o su grupo pequeño. Dios nos dice que ante los no creyentes debemos actuar con sabiduría, siendo cordiales, agradables y mostrando a Cristo a cada persona (Colosenses 4: 6).
- No actúes sin pensar, procura entender la voluntad de Dios. ¿Cuántas veces hemos tomado decisiones equivocadas por la prisa? Incluso, algunos hemos comprado cosas que luego nos arrepentimos de haber adquirido. Así que Dios nos enseña que vivir sabiamente implica no actuar sin pensar. Lo contrario de actuar sin pensar es entender lo que Dios quiere que hagamos. Te invito a que en cada decisión de tu vida le preguntes a Dios cuál es su voluntad.
- No te emborraches. El alcohol inhibe tus sentidos, y te lleva a actuar irracionalmente. En reiteradas ocasiones, la Biblia llama “necio” a quienes se dejan controlar por el alcohol, en otras palabras, a quienes se emborrachan (Proverbios 20: 1, Proverbios 21: 17, Proverbios 23: 20 – 21, Proverbios 23: 29 – 35, Oseas 4: 11). El dejarse controlar por el alcohol arruinará tus relaciones, tus finanzas, e incluso, tu relación con Dios. Hay algo que Dios provee que es mucho mejor que los efectos del alcohol en nosotros, y es: ser lleno por el Espíritu Santo. Así, en vez de dejarte dominar por el alcohol, permite que sea el gozo, el poder, y la plenitud del Espíritu Santo quien te domine. Mientras emborracharse es de necios, ser controlado por el Espíritu Santo es de sabios.
- Alaba a Dios (v. 19). Algo sabio para nuestras vidas es entender a quién le corresponde la gloria por todo lo que hagamos o alcancemos, esto es: a Dios. Esto no solo te enfocará en aquel que te sostiene y te da todo lo que necesitas, sino que ayudará a tus hermanos cristianos a enfocarse en Dios.
- Ser agradecidos (v. 20). Concordante con lo anterior, Pablo nos invita a dar gracias a Dios por todo. Encontrarás que es algo muy sabio reconocer a Dios en todos tus caminos y propósitos (Proverbios 3: 6) pues eso conllevará a que el favor de Dios esté contigo. Dios no comparte su gloria con nadie.
- Es humilde: Finalmente, Pablo nos da una última característica de Dios: Él es humilde. Nuestra humildad se refleja en nuestra capacidad para someternos a nuestros hermanos por amor a Cristo (v. 21). La motivación que necesitamos para humillarnos y someternos los unos a los otros es nuestro amor y reverencia a Cristo. Dios nos ha dado líderes, pastores, maestros, mentores y hermanos, y el Padre nos invita a seguir su ejemplo, obedeciéndoles. ¿Te has puesto a pensar en esta característica de Dios? Él siendo el dueño del universo, el Creador de todas las cosas, decidió hacerse pequeño y someterse al cuidado de un hombre y una mujer. Él quien sostiene todas las cosas, decidió someterse a las leyes de su tiempo, e incluso, pagar impuestos en la nación que Él mismo creó y escogió para Sí, para ser su Dios. Jesús nos dio el ejemplo de lo que significa ser humilde: Aunque era Dios, se despojó de su gloria y se humilló en obediencia a Dios, muriendo en una cruz por amor a todos nosotros (Filipenses 2: 3 – 11). Pablo diría que esto significa considerar a los demás como superiores a nosotros mismos, o en otras palabras, preocuparnos no solo de nuestros intereses, sino en el interés de los demás. Jesús nos vio enemigos de Dios, nos vio llenos de pecado y maldad. Su actitud frente a esto no fue aferrarse a su condición de ser igual a Dios para juzgarnos. Él tomó nuestros intereses como suyos, por amor y obediencia a Dios. Siendo superior a nosotros, se hizo inferior, muriendo como un criminal por amor a nosotros, y Dios lo exaltó hasta lo sumo por esto. Y es que este es el fin de todo aquel que sigue el ejemplo de Cristo, de todo aquel que se humilla, y es que Dios se encarga de exaltarlo (Mateo 23: 12).
En los próximos mensajes aprenderemos qué significa imitar al Padre, someternos en humildad y amor los unos a los otros, en cada área de nuestra vida.