Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, apartado para anunciar el evangelio de Dios, que por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras. Romanos 1: 1-2 (NVI).
1. Introducción:
La carta a los Romanos es definida muchas veces como lo más cercano que un cristiano puede tener a una exposición sistemática y breve de la teología cristiana.[1] En palabras, más simples: si se nos perdieran todos los libros de la Biblia y solo nos quedara la carta a los Romanos, aun así podríamos tener una muy buena y completa idea de qué se trata el cristianismo. ¡Esta es una gran afirmación! No todos los libros de la Biblia pueden gozar del privilegio de considerarse como una completa descripción de qué es el cristianismo.
Dios ha cambiado muchas vidas a través de la carta a los Romanos. Por ejemplo, la carta a los Romanos fue una gran influencia para Martín Lutero para iniciar la reforma protestante. Por esto, me da mucha alegría comenzar este espacio de estudio de la Biblia con un libro como Romanos.
Pablo comienza esta carta tal como comienza muchas otras de sus cartas: presentándose a sí mismo y su llamado como apóstol. ¿Hay algo que podamos aprender y aplicar a nuestras vidas de la presentación de Pablo? Yo creo que sí, y te lo compartiremos en este estudio.
Primero, ¿quién es Pablo? Pablo era un ciudadano romano, pero su ascendencia era hebrea.[2] Pablo tuvo una educación excepcional acerca de las leyes judías y las Escrituras,[3] y se convirtió en un ferviente fariseo.[4] Pablo fue la única persona llamada a ser discípulo de Jesús por Cristo resucitado.[5] El propósito principal de esta carta fue enseñar las grandes verdades del evangelio a creyentes que nunca habían recibido instrucción apostólica (comparado con otras cartas en las cuales Pablo estaba interesado corregir la vida o doctrina de los creyentes). Además, Pablo no era conocido personalmente por los romanos cuando escribía esta carta.[6] Por estas razones, Pablo podría describirse a sí mismo usando muchos datos particulares sobre su vida que le permitieran a los romanos entender quién era él.
Sin embargo, Pablo utiliza los siguientes tres términos para describirse a sí mismo ante la iglesia en Roma: (1) Siervo de Cristo Jesús; (2) un apóstol por llamamiento; y (3) apartado para el evangelio de Dios que por medio de sus profetas ya había prometido en las sagradas Escrituras. Veamos qué podemos aprender de esta descripción.
2. Mensaje a los Lectores Originales:
a. Siervo de Cristo Jesús
Cuando Pablo utiliza el término “siervo”, uno podría verse tentado a darle un significado actual a esta palabra. En comunidades cristianas la palabra “siervo” muchas veces significa un servidor, o alguien que sirve. Alguien que ejerce un voluntariado.
Sin embargo, cuando examinamos la palabra utilizada por Pablo en el griego original (doulos) nos damos cuenta lo que en realidad quería decir Pablo. Un doulos no era un empleado o alguien que hiciera un trabajo voluntario, en cambio, un doulos podría traducirse de forma más exacta como “esclavo”.
En otros textos de Pablo, doulos es utilizado para significar a alguien que está sometido completamente a la voluntad o dominio de otra persona.[7] Esta imagen de “esclavos” irradia todo el Nuevo Testamento. Pablo les diría a los corintios en 1 Corintios 6: 19-20, “ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio”.
Durante toda la carta a los Romanos, Pablo explicará que un hombre fuera de Cristo es esclavo del pecado y de sus propios impulsos, inclinaciones y deseos pecaminosos. Esta es la condición caída del hombre.[8] Sin embargo, Pablo también diría que donde está el Espíritu Santo, hay libertad (2 Corintios 3: 17). En este sentido, Pablo ha entendido que el hombre es realmente libre sólo cuando es esclavo de Cristo. Pablo elevó el concepto de doulos al emplearlo en su sentido hebreo para describir a un siervo que se compromete de manera voluntaria a servir a un maestro a quien ama y respeta.[9]
En Gálatas 5, Pablo explicaría que los deseos de la naturaleza pecaminosa y los deseos del Espíritu se oponen entre sí para que no hagamos lo que queramos. Es decir, hay una realidad espiritual en la vida de todos los seres humanos: O siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa (y son esclavos del Pecado), o siguen los deseos del Espíritu (y son esclavos de Cristo).
b. Un apóstol por llamamiento
Cuando Pablo dice que ha sido llamado a ser apóstol, Pablo le está diciendo a los romanos que cada vida humana debe vivirse bajo la autoridad de Dios.[10] Es decir, Pablo no está ejerciendo el apostolado porque él quiso hacerlo, o porque dedicó su vida a ello; Pablo ejerce el apostolado porque Dios le ordenó hacerlo.
Un apóstol significa, literalmente, “uno que es enviado”. Es decir, alguien a quien se le da una misión por la autoridad de aquel que lo envía.[11] Cuando Pablo anuncia que él ha sido llamado a ser apóstol, Pablo estaba haciendo una declaración dramática y radical. De acuerdo con el libro de los Hechos, habían ciertos requisitos que un apóstol debía cumplir.[12] En principio, Pablo no cumplía algunos de estos requisitos porque él no fue un discípulo de Jesús cuando Él estaba en la Tierra. De hecho, Pablo no conoció personalmente a Jesús. El apostolado de Pablo se justifica en el libro de los Hechos porque Cristo mismo lo llamó a ser apóstol, lo cual fue luego confirmado por los Doce.
c. Apartado para el evangelio de Dios:
La carta a los romanos es una exposición del evangelio de Dios. Pablo aquí les anuncia a los romanos otra gran verdad: el evangelio le pertenece a Dios. Las buenas noticias no son solo sobre Dios, sino que son de Dios. Dios es quien envía las buenas noticias, y Pablo, como enviado de Jesús, tiene esto muy claro.
Pablo quiere decir que las buenas noticias que él está a punto de describir no son un mensaje el cual él se ha inventado a través de sus propia brillante y creativa imaginación. En cambio, el mensaje que Pablo va a exponer en Romanos y que nosotros estaremos estudiando, es el anuncio de las buenas noticias que provienen de Dios mismo. El evangelio le pertenece a Dios, Dios lo creó, lo diseñó, y ahora Dios simplemente está usando a un apóstol (un enviado), a su doulos (su esclavo) para comunicárselo a los romanos.[14] Pablo reafirma esta verdad al indicarle a los romanos que Dios ya había dado estas buenas noticias a través de los profetas en las Sagradas Escrituras en la antigüedad.
Ahora, entendiendo qué quiso comunicar Pablo a los romanos, es momento de reflexionar cuáles son las verdades eternas que podemos extraer de este texto.
3. Verdades Eternas:
(i) La primera y mayor credencial a la que podemos aspirar los creyentes es ser esclavos de Cristo.
Es decir, una marca de los que creemos en Jesús es que nos sometemos voluntariamente a la voluntad y dominio de Cristo, porque le amamos y respetamos. Solo siendo esclavos de Cristo, somos verdaderamente libres.
No hay punto medio para los seres humanos: o se está sometido a la soberanía de Cristo, o se vive bajo la tiranía del pecado. Quizás la primera oración que puedas hacer el día de hoy es pedirle a Dios que te ayude a someterte y reconocer su soberanía y dominio sobre tu vida. Mi deseo para ti, al igual que el que expresa Pablo en su introducción, es que tu mayor galardón sea ser un esclavo de Cristo.
(ii) Dios ejerce su autoridad llamando a los creyentes a servirle a Él.
En otras palabras, si eres un doulos, un esclavo de Cristo, puedes esperar que Dios ejerza su autoridad y soberanía sobre tu vida.
Ser un esclavo de Cristo no es solo algo metafórico o una analogía. Pablo les está diciendo a los romanos: Yo soy esclavo de Cristo, y la prueba de ello es que lo que hoy hago, lo hago porque Él me ordenó hacerlo. En el caso de Pablo, Jesús le ordenó ser su enviado a los no judíos. ¿Qué te está ordenando Dios hoy o recientemente? Recuerda que no puedes ser un esclavo de Cristo si no estás sujeto a su voluntad y dominio para hacer aquello que Él te envía a hacer. Hay un llamado para todos los que seguimos a Cristo y es “hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que (Jesús nos) ha mandado”.[13] Quizás hoy sea un día para aplicar esta verdad a tu vida.
(iii) El mensaje del evangelio es extremadamente valioso porque proviene de Dios mismo.
El evangelio no es el producto de la mente humana, sino que Dios durante milenios ha comunicado esta buena noticia a sus escogidos.
Reconocer que somos esclavos de Cristo, y que Él ejerce su autoridad sobre nosotros enviándonos y ordenándonos a hacer discípulos en todas las naciones, enseñando su evangelio, debe conllevar en nosotros un temor reverente y un celo por ser fieles a la buena noticia de Dios. Un buen mensajero no es aquel que trastorna o retoca el significado del mensaje que su señor le ha ordenado comunicar. Por esto es que debemos ser fieles al mensaje de las Escrituras.
Muchas veces somos tentados a tratar de “maquillar” o “adornar” el mensaje del evangelio, o solo enfocarnos en ciertas secciones del mensaje. Aunque creo que muchos hacen esto con buenas intenciones, creo que debemos arrepentirnos ante Dios por hacer esto. No es nuestro trabajo decidir qué partes del evangelio deben ser enseñadas y qué partes no. No es nuestro llamado el acomodar las palabras de Jesús a la audiencia particular. Yo me he dado cuenta de que mi tentación a hacer esto proviene de mi arrogancia y mi pecado: el pretender que se más que Dios.
Dios ha diseñado las buenas noticias, y Él nos ha encomendado ser fieles a ellas cuando las transmitamos a otros.
Este es el reto para ti y para mí. En los siguientes textos, Pablo empezará a describir estas buenas noticias. Mi reto será ser fiel al mensaje que Jesús, a través de Pablo, les dio a los romanos. Y quiero que, cuando leas conmigo los siguientes pasajes de la carta a los romanos en los siguientes posts, los puedas leer como las buenas noticias que fueron diseñadas y comunicadas por Dios. Estas buenas noticias no provienen de la mente de Pablo, ni mucho menos de la mía. Son las palabras vivas de Dios para tu vida y la mía.
4. Mi Respuesta a la Verdad:
Si has llegado hasta aquí, espero que hayas podido contemplar la belleza de la Palabra de Dios. Tómate unos minutos para tratar de pensar sobre lo que has leído y ora a Dios sobre estas verdades. Luego, toma unos pocos minutos para intentar pensar cómo puedas responder a estas verdades ¿Qué aplicación práctica puedes darle a tu vida?
Para muchos significará el responder al llamado de Dios de empezar a hacer discípulos. Quizás otros puedan decidir que no quieren ser más esclavos del pecado, y quieren someterse la autoridad y soberanía de Cristo. Quizás Dios te esté llamando a ser fiel a sus buenas noticias y no cambiar un punto o una coma de lo que Él ha hablado. Mi oración es que Dios ponga en ti el querer responder a Su Verdad, y te dé las fuerzas para aplicarlo en tu vida.
Citas:
[1] R.C. Sproul, The Gospel of God: Romans, Ligonier Ministries (2011), página 13.
[2] Filipenses 3: 5-6.
[3] Hechos 22: 3.
[4] Hechos 5: 27-42.
[5] Hechos 9: 1-22.
[6] John McArthur, Biblia de Estudio, página 2579.
[7] 1 Corintios 7:23: Romanos 6: 17, 20.
[8] R.C. Sproul, The Gospel of God: Romans, Ligonier Ministries (2011), página 19.
[9] Ex. 21: 5-6; Ga. 1: 10; Tit. 1:1, Gn. 26:24; Nm. 12:7; 2 Sam. 7:5; Is. 53:11. John McArthur, Biblia de Estudio, página 2579.
[10] R.C. Sproul, The Gospel of God: Romans, Ligonier Ministries (2011), página 22.
[11] Id.
[12] Hechos 1: 15-26.
[13] Mateo 28: 19-20.
[14] R.C. Sproul, The Gospel of God: Romans, Ligonier Ministries (2011), página 23.