“En primer lugar, doy gracias a mi Dios por medio de Jesucristo por todos ustedes, pues en el mundo entero se habla bien de su fe. Dios, a quien sirvo de corazón predicando el evangelio de su Hijo, me es testigo de que los recuerdo a ustedes sin cesar. Siempre pido en mis oraciones que, si es la voluntad de Dios, por fin se me abra ahora el camino para ir a visitarlos. Tengo muchos deseos de verlos para impartirles algún don espiritual que los fortalezca; mejor dicho, para que unos a otros nos animemos con la fe que compartimos.” Romanos 1: 8 – 12

1. Introducción:

En los pasajes pasados, Pablo hizo una presentación breve de qué tratan las buenas noticias. Ahora, Pablo se dirige directamente a los romanos. Estos pasajes, que no parecen conectados entre sí, contienen cuatro verdades esenciales del Evangelio, las cuales irradian el mensaje de Pablo a los romanos. Estamos muy contentos de poder estudiar estas cuatro verdades contigo.

2. Mensaje a los lectores originales:

a. Dar gracias a Dios por medio de Cristo Jesús.

Pablo comienza agradeciendo a Dios por medio de Cristo Jesús por los romanos. El dar gracias a Dios por medio de Cristo Jesús era una práctica común en el cristianismo primitivo.[1] ¿Por qué los apóstoles y primeros cristianos se enfocaban en resaltar que agradecemos y honramos a Dios por medio de Cristo Jesús? Los primeros cristianos enfatizaban que nuestras acciones de gracias, o nuestra adoración, son aceptables a Dios no por nuestros méritos, sino por los méritos de Cristo Jesús. Es decir, nuestras acciones delante de Dios solo son aceptables por medio de Cristo Jesús.

Al dar gracias a Dios, Pablo glorifica al Padre,[2] pero incluso Pablo entiende que su agradecimiento a Dios es sólo posible porque Cristo Jesús ha hecho méritos suficientes para que podamos tener comunión con Dios.

b. Una fe anunciada y conocida en el mundo entero.

La razón del agradecimiento de Pablo es que la fe de la iglesia en Roma era anunciada y conocida en el mundo entero. Pablo aún no había visitado a la iglesia en Roma, pero por alguna razón, Pablo conocía acerca de la fe de la iglesia en Roma.

La palabra en el griego original puede también ser traducida como “celebrada”. Esto quiere decir que la gente hablaba con mucha felicidad sobre la fe de los romanos.[3] En este orden de ideas, Pablo les hace saber a los romanos que la fe de los cristianos es algo que Pablo y la iglesia global (y podría decirse que Dios mismo) estiman mucho.

Los romanos no tenían temor a mostrar su fe, tanto así que noticias de la fe de la iglesia en Roma llegaba a los oídos de toda la iglesia en el mundo y a Pablo, en particular. En una época en la cual ser cristiano podría significar persecución e incluso la muerte (Pablo mismo persiguió a los cristianos por mucho tiempo), el hecho de que la iglesia en Roma no se avergonzaba de su fe y la mostraba públicamente era seguramente un motivo de alegría para toda la iglesia en el mundo.

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De hecho, en Romanos 16: 19 Pablo señala que la obediencia de los romanos se ha hecho conocida en todo el mundo. La fe de los romanos que era celebrada en todo el mundo no solo indicaba que la iglesia en Roma no se avergonzaba de su fe, sino que tenían una convicción radical para obedecer al evangelio en medio de condiciones adversas. Ciertamente Roma era un imperio pagano, y los cristianos eran minoría. El hecho de que en todo el mundo su fe fuese celebrada, refleja que los cristianos estaban impactando el mundo y Roma. Dios estaba haciendo una obra en Roma incluso antes que Pablo llegase a Roma.

c. La oración como un hábito continuo y diligente y según la voluntad de Dios.

La iglesia en Roma no conocía personalmente a Pablo, por esto Pablo apela a Dios,[4] a quien él sirve de forma sincera,[5] como su “testigo” para que los romanos no tuviesen duda de que Pablo siempre hacía memoria incesantemente de los romanos en sus oraciones.[6] Es decir, la oración de Pablo por los romanos era un hábito continuo y diligente.[7] Pablo oraba no solo por sus amigos, familiares, o compañeros en la fe, sino por aquellos creyentes que no conocía personalmente.[8]

Pablo no había tenido oportunidad de visitar a la iglesia en Roma. Por esto, la oración de Pablo a Dios era que por fin pudiese visitar la iglesia en Roma. Sin embargo, cuando le comunica esto a los romanos, Pablo les hace entender que él solo irá a visitarlos cuando sea la voluntad de Dios. La Biblia es consistente en afirmar que si algo no es la voluntad de Dios, entonces cualquier esfuerzo que hagamos en pos de un fin es vano.[9] Pablo siempre tuvo el deseo de ir a Roma, y era quizás la persona más capacitada para ir a Roma en su condición de ciudadano romano. Sin embargo, Pablo ha entendido muy bien que la oración continua y diligente es porque se haga la voluntad de Dios. Y solo si algo es la voluntad de Dios, sucederá.

Gentileza de Sociedades Bíblicas Unidas © 2000. Imagen del primer viaje misionero de Pablo. Pablo tuvo otros dos viajes misioneros antes de ir a Roma como un prisionero.

d. Regalos que afirman la fe.

La razón por la cual Pablo quiere visitar la iglesia en Roma es para entregar una gracia[10] de parte de Dios que opere en la iglesia en Roma para que sean fortalecidos.[11] Si había una institución débil en el primer siglo, hablando humanamente, era la pequeña iglesia cristiana. Insignificante, empobrecida, inestable, viviendo en la sombra de la fuerza y majestad del gobierno más poderoso del mundo, en la ciudad de Roma. La iglesia, sobre todos, necesitaba ser firmemente establecida, ser fortalecida. La comunidad cristiana estaba solo emergiendo, en su infancia, con muy poca fuerza. Pablo tenía la intención de darles dones espirituales de tal manera que ellos pudiesen estar firmes y constantes, y no vacilados por cualquier viento de doctrina.[12]

La gracia que proviene de parte de Dios tiene el fin de animar, confortar, y afirmar la fe de la iglesia en Roma y del propio Pablo. Es decir, afirmar a los destinatarios de la gracia (los romanos) y afirmar al mismo mensajero (Pablo) en aquello que han creído.

3. Verdades Eternas:

a. Por medio de Jesús somos hechos aceptables delante de Dios.

Por lo tanto, todo lo que hagamos para Dios, ya sea acciones de gracias, adoración, o servicio, debe ser hecho por medio de Cristo Jesús, con el entendimiento que es por su causa que podemos ser hechos aceptos delante de Dios.

No son nuestros méritos o nuestro esfuerzo lo que hace que Dios acepte nuestra adoración o nuestro servicio, son los méritos de Jesús. Hay una gracia en entender que todo lo que hacemos para Dios – nuestra adoración, nuestro servicio, nuestras acciones de gracias – todo esto es posible, gracias a Cristo Jesús. Quizás debamos hacer de una práctica diaria en nuestra vida el comunicar esta verdad, con nuestras palabras y acciones.

b. Dios y tus hermanos en Cristo estiman grandemente tu fe.

Una fe que es valorada por Dios requiere que (1) no nos avergoncemos de mostrar públicamente nuestra fe y (2) seamos obedientes al evangelio. Hay una promesa en esto, y es que nuestra obediencia al evangelio y el anunciar nuestra fe es causa de gozo para los creyentes alrededor del mundo. Es hermoso saber que el solo vivir en obediencia y no avergonzarnos de vivir públicamente nuestra fe causa que la fe de otros cristianos se afiance, y que su alegría aumente.

La fe de los romanos, y su obediencia al evangelio, logró que – en medio de la persecución por parte del imperio más grande de la humanidad – su fe prevaleciera. El paganismo que imperaba en Roma y el odio hacia Cristo no fue derrotado a partir de ejércitos o influencia política, sino a través de cristianos que no tuvieron miedo o vergüenza de mostrar su fe y ser obedientes al evangelio.

Mira el siguiente video que muestra cómo los cristianos en Roma fueron capaces de vencer al imperio más grande de la humanidad a través del amor de Cristo.

c. Tu oración debe ser diligente y constante, pero siempre pidiendo que se haga la voluntad de Dios.

Pablo no solo oraba por sí mismo, sino por aquellos cristianos que aún no conocía personalmente, y su oración era diligente y constante.

El deseo personal de Pablo era visitar Roma, y esta era una de sus oraciones. Es un poco irónico que la iglesia a la cual Pablo tanto quería visitar estuviese en Roma, lugar al que Pablo iría años después en cadenas y donde sería – según la tradición – el lugar de su muerte.

La voluntad de Dios puede operar de formas un tanto diferentes a lo que nosotros esperamos. Quizás Pablo no sabía que su deseo estaría implicado en estar en cadenas, y eventualmente morir allí. Yo creo que fue el mismo Dios quien puso el deseo en Pablo de ir a Roma, pero al mismo tiempo, Dios puso a Pablo en un proceso en el cual él tendría que aprender a depender de la voluntad de Dios. Y Dios hizo esto con un propósito mayor: Roma misma pagaría por ser evangelizada. Una ironía aun mayor que la muerte de Pablo, y algo que marcaría la historia de la humanidad. Pero también Pablo tendría que aprender a ser fiel donde estuviese, y esa fidelidad radicaba en anunciar el evangelio de Cristo a tiempo y fuera de tiempo.

Es sabio confiar en la voluntad de Dios para tu vida porque sus planes son más altos que los nuestros. Santiago nos instruye a que siempre debemos tener la mentalidad de que “si Dios quiere” haremos esto o aquello.[13] No es sencillo el confiar en Dios y entender que si logramos algo es si y solo si Él quiere que así sea. Pero de eso trata la vida cristiana.

d. Toda gracia, regalo o don que recibimos proviene de Dios, y no es para nosotros mismos, sino para fortalecer la fe de nuestros hermanos.

Santiago diría que toda buena dádiva y todo don perfecto proviene de Dios.[14] Esto también debe ser motivo de agradecimiento. Pero también debemos saber que todos los regalos y dones que recibimos de Dios no son solo para nuestro beneficio personal, sino que principalmente es para el beneficio de la iglesia, de la obra de Dios. Debemos utilizarlos para afirmar la fe de nuestros hermanos.

Sin embargo, esto también tiene el resultado irónico, pero bello: Mientras utilizas lo que Dios te ha dado para bendecir y afirmar la fe de tus hermanos, Dios también obra para fortalecer tu fe.

En momentos en los cuales la iglesia enfrenta persecución y no es popular sostener las verdades de Cristo, nuestra misión es dar gracia, dones espirituales, a nuestros hermanos con el fin de que sean afirmados en la fe y no sean vacilados por cualquier viento de doctrina. Jesús diría que el mundo conocería que Él ha sido enviado por el Padre, y que el Padre nos ama, a través de nuestra unidad (Juan 17: 23). El trabajo por la unidad radica en que debemos usar lo que Dios nos ha dado por su gracia para bendecir a su iglesia.

4. Mi respuesta a la verdad:

¿Qué tal si le pides a Dios que te muestre cómo puedes responder a estas verdades? Aquí te dejamos unos retos que puedes aplicar para responder a estas verdades:

  1. Reconoce a Cristo Jesús en todo lo que hagas para Dios en esta semana. Si vas a comer y oras dando gracias a Dios, reconoce que puedes darle gracias a Dios porque Cristo Jesús ha hecho los méritos para que podamos acercarnos libremente ante el Padre. Si sirves en tu iglesia, dale gracias a Cristo Jesús porque si no fuese por Él, no tendrías el privilegio y el gozo de servirle a Dios. Y si esta semana le compartes de tu fe a alguien, dale gracias a Cristo Jesús porque es a través de Él que podemos dar a conocer la buena noticia de Dios.
  2. Muestra públicamente tu fe a través de tu obediencia al evangelio. Practica conscientemente un mandamiento de Jesús esta semana y observa como la fe de tus hermanos, y tu propia fe, es afirmada.
  3. Cada vez que hagas algo, haz el esfuerzo mental de recordar la verdad de que si Dios quiere pasará, y si Dios no quiere no pasará. Cada vez que recibas algo bueno, recuerda que ha sido la voluntad de Dios que lo recibas. Y cada vez que algo no tan placentero suceda, recuerda que todo esto hace parte de la voluntad de Dios. Todo esto debe llevarnos a depender más y más de Dios, y saber que vivimos de acuerdo a su voluntad.
  4. Mira cuidadosamente las bendiciones que has recibido de parte de Dios ¿Cómo puedes utilizarlas para afirmar la fe de tus hermanos? Quizás si esta semana pudiste cerrar una muy buena venta en tu negocio, puedas invitar a algunos de tus hermanos en Cristo a comer, haciéndoles saber que este regalo proviene de Dios.

 


Citas:

[1] En Efesios 5: 20, Pablo anima a los cristianos a dar gracias a Dios por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. El autor de la carta a los Hebreos, en el capítulo 13, verso 15, indica que a través de Jesús podemos ofrecer un sacrificio de alabanza a Dios de forma continua. Pedro, haciendo la analogía de una casa espiritual y un sacerdocio santo, indica que somos establecidos para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios a través de Jesús. 1 Pe. 2: 5. Pedro también indica que servimos y ejercemos dones en la iglesia con el fin de que Dios sea glorificado en todo a través de Cristo Jesús. 1 Pe. 4: 11.

[2] John Gill escribe que era usual “que el apóstol en todas sus epístolas hiciera peticiones por las iglesias, con acciones de gracias por misericordias; su perspectiva en ello era glorificar a Dios, testificar su afecto por los santos, y mostrar que todo lo que ellos tienen debe ser referido a la gracia de Dios”. John Gill, Exposition of the Bible Commentary (https://www.biblestudytools.com/commentaries/gills-exposition-of-the-bible/romans-1-8.html).

[3] Véase https://bibliaparalela.com/greek/2605.htm.

[4] Usar a Dios como testigo era una apelación característica en Pablo. 2 Corintios 1: 23; 11: 31; 12: 19; Gálatas 1: 20; Filipenses 1: 8; 1 Tesalonicenses 2: 5, 10.

[5] Pablo no solo se refiere a Dios en una forma abstracta, su declaración es verdad porque Pablo apela a Dios como el Dios a quien él sirve de forma sincera, por quien él lo ha dejado todo.

[6] El verso 9 tiene la forma de un juramento. De acuerdo con Gill, “la razón de que el apóstol lo usara es porque él era desconocido personalmente para los romanos, y ellos eran desconocidos para él, y por lo tanto ellos podrían dudar de su afecto hacia ellos … esto era algo que era conocido solo por Dios y el mismo Pablo, por lo tanto, Pablo apela a Dios por la verdad de su declaración.” John Gill, Exposition of the Bible Commentary.

[7] Cambrige Bible for Schools and Colleges. Vea también 1 Tesalonicenses 5: 17; 2: 13; 1: 3.

[8] Albert Barnes, Notes on the Bible.

[9] Salmos 127: 1: Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican; si el Señor no guarda la ciudad, en vano vela la guardia.

[10] La palabra en griego para “don” es xárisma (de “gracia,” 5485/ xáris) – propiamente, la operación de la gracia (el favor divino), es decir, una dotación de gracia cuyo propósito es edificar la Iglesia (note el sufijo -ma, que se centra en el resultado final de la dotación de la gracia. La palabra “espiritual” reafirma que esta gracia proviene de Dios y que Pablo es un conducto o un mensajero por medio de la cual esta gracia es entregada

[11] La palabra original en griego, que es traducida por la NVI como “fortalecidos” es stērízō (de stēringks, “un soporte para asegurar, fijar”; relacionado con 2476 / hístēmi, “estar de pie”, una duplicación de la primitiva raíz griega / sta, “establecer”) – propiamente, asegurar (fijar); dar un soporte que asegura (establece firmemente); fijar en una posición segura (con el fin de eliminar cualquier vacilación)

[12] R.C. Sproul, The Gospel of God: Romans, Ligonier Ministries (2011), página 29.

[13] Santiago 4: 15.

[14] Santiago 1: 17.