“Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo.” Efesios 4: 24
En el mensaje pasado vimos cómo Pablo nos invitaba a vivir “una vida digna del llamado que hemos recibido”. Uno de los aspectos importantes sobre vivir una vida digna del llamado constituye el vivir según la nueva naturaleza, creada por Dios.
En este mensaje veremos cómo Dios nos muestra qué significa tener esta nueva naturaleza, o en otras palabras, Dios nos mostrará cómo podemos vivir el cristianismo diariamente. Así que Dios, a través de Pablo, nos da unos consejos prácticos para nuestro día a día:
- No mintamos a nuestros hermanos (v. 25). Entre los cristianos siempre debe existir el vínculo de la verdad. No podemos construir relaciones sanas basándonos en mentiras, ¡incluyendo las mentiras piadosas! Los cristianos siempre debemos hablar con verdad unos a otros. El hablar con verdad debe ser bajo el vínculo del amor (v. 15). Decir la verdad no te excusa para ser grosero, prepotente o arrogante con tu hermano. Recuerda que Pablo nos invita también a soportarnos con paciencia, mantener el vínculo de la paz y hacer todo lo posible por guardar la unidad. Y precisamente, el hablar con verdad en amor es la forma en la que podemos guardar la unidad. De hecho, la razón que nos da Pablo para hablar con verdad es: Porque somos miembros del mismo cuerpo.
- Enójense, pero no pequen al enojarse (v. 26 – 27). ¿Cuántos de nosotros no decimos malas palabras o lastimamos a las personas al enojarnos? Pablo dice que podemos enojarnos con nuestros hermanos, el vivir en comunidad llevará a que haya diferencias y que muchas veces te enojes con comportamientos de tus hermanos, pero no podemos permitir que nuestro enojo derive en pecado. Enojarse y no pecar implica:
- No dejar que el enojo te controle (Salmos 4: 4). El enojo no puede ser el motor de tus acciones, Dios nos dice que lo sabio mantenerte en silencio y ni siquiera discutir si estás enojado.
- Que nuestro enojo no nos lleve a hacerle mal a otros, sino a responder con bien (Marcos 3: 5).
- No dejes que pase el día sin que soluciones ese asunto, ni des lugar a pensamientos que no provienen de Dios. (Efesios 4: 26). Dios es muy sabio al decirnos que no dejemos que el enojo se anide en nuestro corazón. Si dejas que el enojo se quede en tu corazón hasta el siguiente día, eso se convertirá en amargura y resentimiento, y le habrás dado lugar al enemigo en tu vida. Así que, una actitud cristiana implica el tratar de resolver los asuntos y no dejar que el enojo se mantenga.
- No robes, ni estafes a otros (v. 28). Estafar significa intentar que alguien caiga en error adrede. Observa que Dios considera que lo contrario a robar es trabajar. Robar significa demeritar al otro, hacerle mal. Trabajar significa servir a otros. Así que, utiliza los dones que Dios te ha dado para servir a otros.
- No hablemos palabras que provoquen daño a otros (v. 29). Nuestras palabras no pueden ser groseras u ofensivas. Observa que Pablo está no hablando exclusivamente de lo que sale de nuestra boca, sino de lo que comunicamos. Muchas veces comunicamos a través de nuestros comportamientos. Así que nuestra comunicación no puede ser grosera u ofensiva para con los otros. En cambio, todo lo que comuniquemos debe servir de edificación a nuestros hermanos ¿Qué significa que nuestra comunicación debe ser de edificación? Pablo nos dice que la comunicación que edifica es: útil, amable y que estimula a otros. ¿Qué tal si en vez de enfocarnos en los defectos de las personas, nos enfocamos en estimularlos a crecer? ¿Qué tal si empezamos a hablar amablemente sobre cosas que sean útiles? Esto es lo que Dios nos invita a hacer.
- No entristezcamos al Espíritu de Dios por la forma en que vivimos (v. 30). Dios nos identificó como suyos a través del Espíritu Santo que ahora vive en nosotros. Así que Pablo nos dice algo muy impactante: la forma en que vivimos puede afectar al Espíritu Santo, puede entristecerlo. Tener la nueva naturaleza significa darle razones a Dios para estar feliz, viviendo una vida que lo glorifique a Él.
- No tengamos actitudes que son contrarias a Dios (v. 31 – 32). Hay un conjunto de actitudes que son totalmente contrarias a Dios, y que nosotros no debemos mantener en nuestra vida. Así, la amargura es contraria a Dios porque el fruto del Espíritu de Dios es la alegría. La furia y el enojo son contrarios a Dios, porque el fruto del Espíritu de Dios en nosotros es la paz. Las palabras ásperas son contrarias a Dios, porque el fruto del Espíritu de Dios en nosotros es la amabilidad. Las calumnias y las malas conductas son contrarias a Dios, porque el fruto del Espíritu de Dios en nosotros es el dominio propio y el amor por Dios y nuestros hermanos. La actitud contraria estos comportamientos es ser bondadosos con nuestros hermanos y perdonarnos los unos a los otros, recordando cómo Dios nos perdonó. Mientras más seas bondadoso y más perdones, menos dejarás que la amargura y el enojo reinen en tu vida.
Así, Dios nos invita a participar de esta nueva naturaleza, creada por Dios. Como recordarás, podemos vestirnos de la nueva naturaleza dejando que el Espíritu de Dios renueve nuestros pensamientos y actitudes (v. 20). Es decir, lo único que debes hacer es permitirle a Dios obrar en ti, para despojarte de todas las malas conductas y actitudes y renovar tu forma de pensar. Así, verás que vivir de esta forma, según la nueva naturaleza creada por Dios, es posible.
En otras palabras, Dios es quien obra en ti el querer como el hacer, sólo deja que Él haga su obra en ti por medio de su Espíritu y su Palabra.